Hacerse mayor a otro ritmo

Una casa, un perro, un trabajo importante, unos estudios de orgullo, dinero para ir en taxi o en transporte público, flores y un jardín, una cocina en la que todo este ordenado, sartenes que no se peguen, cubiertos que no se pierdan, un baño con un espejo limpio, sin marcas de maquillaje y con la tapa del WC bajada, un suelo sin polvo en el que poder andar con calcetinos blancos sin que se vuelvan negros, un sofá que no esté lleno de migas y una mesa que siva para comer en família y no para estudiar.

Un proyecto de vida juntos, una unidad en vez de dos mitades que van a la suya, salir a comer o a cenar, un picnic en Monjuic y una noche de cine en Diagonal, desayunar en el Flako o ir a ver las estrellas al observatorio Fabra. Estudiar en la biblioteca central de la universidad y pasear de la mano Portal de l'Angel abajo hasta llegar a la catedral, callejear hasta la Generalitat y dibujar un largo recorrido hasta el Born no sin antes haber pedido un helado en la plaza San Felip Neri para llegar a la Barceloneta, cojer el paseo que da al Maremagnum y ver a Colon, subir por las ramblas o llegar a las afueras de la ciudad. 

Me hago mayor a otro ritmo. Eso implica que siento que
no tengo tanto tiempo como para ir dejándolo en uniones que no me den una seguridad a largo plazo. Sé que es cuestión de gustos, de preferencias, mas no pido a alguien con las cosas extremadamente claras, más bien a alguien que de momento, tenga claro lo que no quiere.

Besitos, M' 

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